En un cruce de caminos aparentemente opuestos, donde el mundo del porno y el feminismo se enfrentan como dos fuerzas contrarias, se desdibujan las líneas divisorias entre lo tabú y lo liberador, lo abusivo y lo igualitario, lo nocivo y lo constructivo.
¿Qué pasa cuando se entrelazan el feminismo y la pornografía en un mismo espacio?
Esta interrogante se convirtió en el motor de búsqueda para los documentalistas Pol y Mónica, de The Raw Angels, quienes movilizados por la curiosidad han explorado temas poco convencionales mediante la investigación en profundidad que, lejos de seguir una estricta metodología, comienza como la documentación instintiva de aquello que llama su atención, llevándolos así a dar con personas, mundos estéticos e imaginarios auténticos, dignos de ser visibilizados.
Conversamos con ellos acerca de su proyecto «S*x, P*rn and Feminism” un registro audiovisual y fotográfico sobre el género cinematográfico que busca la libertad sexual de la mujer, proyectando la igualdad de derechos incluso en la representación del placer erótico: el porno feminista.
Desde sus primeros días documentando bodas, se enfrentaron cara a cara con el papel asignado a la mujer en estas ceremonias: La novia hermosa. La mujer perfecta. La novia merengue. La mujer bombón. La novia objeto. La mujer cosificada. Vieron de cerca eso que en realidad está presente a tiempo completo, eso que podríamos tildar casi como una condición arraigada a nuestra sociedad, como la pornificación de los roles de género. Aunque postulan que todo esto no debiera sorprendernos, y es que vivimos insertos en un entorno saturado de material exageradamente erótico. Esto podría ser sólo un síntoma del contenido audiovisual que consumimos a través de los medios digitales que alimentan nuestra cotidianidad.
La paradoja aparece cuando entre pares se omite la conversación sobre este tema, triunfando la desinformación, la poca contención en el desarrollo inicial de la sexualidad y como consecuencia un silencio pudoroso que sólo contribuye a la construcción de cuestionamientos que, generalmente, la educación sexual no logra resolver y por lo mismo la pornografía convencional emerge como una fuerza formativa en el desarrollo sexual de la sociedad, estableciendo expectativas ficticias, como también educando comportamientos dañinos para la salud sexo-afectiva.
Con la contradicción de la hipersexualización de nuestro entorno, coexistiendo con el tabú de la íntima conversación entre pares surge la pregunta ¿Qué lugar ocupa el porno feminista en esta brecha de información?
La respuesta entramada en la siguiente conversación:
¿Cómo llegaron al tema del porno feminista?
Pol: Pues tenemos un amigo que es periodista y siempre intenta hacer notas de prensa más curiosillas. Y nos juntamos un día a cenar con él y estaba hablando mucho de que iba a hacer una nota del porno feminista, y porno feminista por aquí, por allá. Entonces dijimos, ¿qué es eso? queremos saber.
Moni: Y más que nada, nosotros incultos en ese momento, pensamos en que mezclar porno y feminismo ¿se puede? ¿dónde se juntan esas dos cosas?
Pol: Es como que porno suena, uuuh, esto no está bien, y por otro lado, mirar porno tiene automáticamente una etiqueta negativa, y feminismo automáticamente es positiva, entonces ¿cómo converge eso ahí? Él ya tenía contacto, porque había hecho varias notas de prensa con algunas de las actrices y directoras, entonces nos conectó con la primera persona, que era Paulita Pappel. Y de inmediato ella dijo bueno sí. Fue muy generosa, porque no vio nada sospechoso, porque esta gente lo que pasa es que son muy atacados por todo el mundo.
Moni: Hay mucho prejuicio, mucha gente que no sabe, entonces también hablan desde la ignorancia.
Pol: Incluso, la primera ola del feminismo lo condena porque no son sex positive…para ellas “porno es porno” y está mal. Son muy atacados y es muy complicado entrar en su mundo. Entonces tener ya esa puerta abierta fue un regalazo, y funcionó. Hicimos una pequeña entrevista.
Luego Paulita también nos recomendó y nos abrió la puerta de Erika Lust. Erika nos dejó entrar, y con eso desbloqueamos una tercera puerta, y así. Fue un poco así, gente que se quería montar en el carro.
Moni: Fue como una investigación en terreno, nosotros mismos nos preguntamos qué es el porno feminista, y empezamos a grabar a través de eso, empezar a preguntarle a las personas detrás del porno feminista, que nos contaran ello, desde la perspectiva de directoras, de productoras, de actrices y performers.
Y ¿Qué era el porno feminista?
Moni: Bueno, tiene dos vías. Una es la parte de la producción, que el trato hacia los actores, las actrices, es mucho más justo. Se conversan todos los temas antes de grabarse. Nadie va a hacer algo que no le guste. No es como el porno mainstream, que es como “a tí esto te toca hoy día y me da lo mismo si te gusta o no”. Aquí es todo muy conversado, y todo el mundo pone sus límites, pone sus condiciones. Y la otra es que el placer de la mujer es tan valioso como el del hombre, que hay todo tipo de cuerpos, que no hay estas representaciones de la actriz sin pelo que parece una Barbie, eso no existe, hay muchos tipos de cuerpos y se habla durante el sexo.
Se tiene en cuenta el deseo de todo el mundo, todos los tipos de cuerpo y todos los tipos de género, está todo representado, es precioso, porque al final lo que también nos ha destacado mucho del documental y que se repetía en todos los discursos de las personas que entrevistamos, es que ellas estaban en una misión educadora, porque los niños van a aprender a tener sexo a través del porno. Todos aprenden a tener sexo así. Todos hemos visto porno cuando chicos, juntarse y ver las imágenes, eso es lo que aprenden. Si eso ya es una realidad, ¿cómo lo cambiamos? Mejor que si lo van a ver, que vean escenas donde la mujer también es importante, donde hay todo tipo de cuerpos y situaciones, evitando así esas frustraciones cuando llegas a la vida real y no es lo que aparece en la película.
Pol: Siempre va a estar todo pornificado, entonces, pues qué tal si entre todo eso también inyectamos otras imágenes, otra iconografía, otra estética. De repente apuestan por grabarlo precioso, como si fuera cine arte. ¿Por qué por ser pornográfico tiene que ser cutre?
¿Qué cambió una vez que entraron a este mundo?
Pol: Yo creo que para mí un aspecto muy interesante fue ver que hacer porno es un trabajo más. Que el trabajo sexual es un trabajo más. Y enfocarlo como que ellos van a la oficina y” hoy me toca rodaje y llego en el metro y hago mi rollo aquí y termino y me voy a casa. Y puedo tener un día malo en el trabajo y me duele la cabeza, pero igual rindo y hago esto que tengo que hacer. Y me largo.” Esa normalización me sorprendió.
Moni: A mí me encanta la normalización del sexo, de saber lo que te gusta, lo que no te gusta, conversarlo muy naturalmente. Creo que es algo que debería hacer todo el mundo. Como que al final no se habla de sexo, ni con tu pareja ni con nadie. Casi que te da vergüenza decir lo que te gusta porque se va a arruinar el momento, todo es un tabú. Y ahí todo es tan natural y tan abierto que tú decí ¿Por qué no? ¿Cachai? Eso es muy bonito. Que cada uno tenga que ser tan claro con sus gustos y lo pueda hablar abiertamente, creo que así debería ser.
Pol: Además, nunca nos habíamos puesto en la plataforma de pensar lo hipersexualizado que está todo. Miro un anuncio y ya está sexualizado. Que todo está hipersexualizado, pero a la hora de la verdad, no se habla de sexo abiertamente. Yo, por ejemplo, a lo mejor he ido haciendo el ejercicio con mis amigos de normalizar, que diga, hostia, ayer quise tener sexo y no se me levantaba. Y mi recuerdo de antes era como de: “tu polla siempre tiene que estar durísima y ser enorme”… Entonces, por poder hablar así tan abiertamente y todo, es algo que no se te enseña nunca. En el colegio la sexualidad que te enseñan es ridícula. O sea, el sistema reproductor es un tema que dura un día de clases y ya está. Eso no lleva a nada..
Moni: Entonces, sí que te das cuenta de que al final la gente aprende viendo porno. No hay otra manera, no hay otra educación sexual, menos con los papás.
Pol: Pero es que es todo, es que luego te lo llevan a las mismas bodas y te das cuenta que también están sexualizadas. La mujer tiene que ser un objeto bonito, idealmente de deseo.Y el hombre da igual, el hombre es de su traje y no importa. El hombre no es un objeto.
¿Tiene la producción de porno feminista una búsqueda estética?
Pol: Las luces son preciosas, se busca mucho esa referencia pictórica, como cuadro renacentista, como Caravaggio.
Moni: Como si fueran un ángel. Es tan bonita la escena, porque son cuerpos que están sudados, y con las manos marcadas.
Pol: La tensión muscular. Es bello. Y encima a veces tiene esa… iluminación y todo, pues qué sé yo, puede ser como religioso. Pero igual es un tipo encima follando y ya, pero, coño… funciona.
Moni: Una de las últimas escenas es preciosa, porque había muchas personas, y la actriz terminó tirada sobre un sofá, como si fuera un ángel caído. Y todo el mundo se había corrido en ella entonces estaba toda brillante. Justo una de las que participó que era de reparto, era una mujer, y ella innatamente se le paró al lado y le ofreció las manos, como diciendo aquí estoy, como si fuera el ave María que venía a salvar el ángel caído, una cosa así.
Pol: O sea, al final, el hecho de que haya toda esa energía amable, te ponen en una situación donde te permites ver otras cosas, como en su caso, ver que podrías hacer un cuadro de eso, de salvación, de las fuerzas del mal. En otro contexto más agresivo, quizás, no te da para eso, porque no hay la propuesta estética, no hay esa energía amorosa.
¿Cuánto tiempo dura una escena?
Pol: Generalmente las convocatorias suelen ser a las nueve, a las diez de la mañana, según qué parte del equipo sea, pero nosotros como somos backstage llegamos de los primeros y empezamos a grabar un poco de todo, maquillaje, montaje, luces, decoraciones, vestuario, lo que sea. Luego van llegando los actores de a poco, los van maquillando,y depende si la historia tiene una parte guionizada eso se graba primero, porque es más complejo, porque tiene líneas de diálogo, etcétera.
El guión ya se los mandaron antes, si hay líneas de guión específicas, diálogo, eso ya es un trabajo del actor que ha hecho en casa. Luego a rodar, pero no hay nada de probar… todos conversan lo que les gusta, lo que no les gusta, el consentimiento.
Un poco de calentamiento, estirar y luego vendría el sexo en sí, que esa parte ya siempre suele ser improvisada, así como a tiro corrido.
Moni: Ellos deciden los límites de espacio como “lo interesante sería que sí está la cama aquí, que algunos se bajen, pero no se pasen de estos límites”.
Pol: Les piden que tengan en cuenta que al que no se le pone duro o lo que sea, pues se retira tranquilamente y que entren otros… Y vuelven a entrar y ya está. Y ellos van saliendo y se refrescan, comen algo, de repente les da calambre, porque la verdad es que algunos ya tienen cierta edad, y hay ese momento de que están de un calambre. Es muy gracioso. Hay algunos que dicen, “la verdad es que tengo problemas con mi rodilla. Entonces, idealmente, “no arrodillarme mucho”. “No te puedo agarrar así mucho rato, porque de repente me duela la cintura”.Otros como “yo más bien tumbadito». Te lo juro, es buenísimo.
Moni: Es muy familiar todo. La energía que hay y todo es muy de amigos compartiendo.
También es súper bonito que después que terminan de rodar hay un minuto en que se abrazan todos, se hacen cariño. Como “terminó, estuvo rico, estamos aquí” no es como, “ya, se acabo, pa la casa”. No, es todos abrazados, se quedan ahí echados. Con cuidado, todo como mucho cuidado.
¿Cuál fue el resultado de su investigación?
Pol: Decidimos hacer un video de veinte minutos. En el fondo sería como un trailer para enviarte al libro. El libro es lo más importante, donde están todas las entrevistas. Que están prácticamente todos los textos. Igual el libro sólo sigue siendo un trailer para una gran realidad. Es como una cosita que desbloquea otra cosita para llevarte a una plataforma de darte ciertos nombres y ciertos conceptos y ya tú hagas tu investigación personal.
Moni: Despertar la curiosidad. Qué es el porno feminista. Y que de alguna manera empiece el tema.
Pol: Y tirarte ciertos nombres e ideas. Y la verdad es que ese sentido nos gustó mucho.
Moni: Meta Libro, que es la editorial chilena que nos publicó el libro, fue porque vio el documental, conocía mi trabajo en otros temas, así como las fotos del día a día y cosas así. Y fue cómo, ¿y qué vay a hacer con todo el material que sale? Y dije, bueno, no sé, me encantaría hacer un libro, y me dijo ya yo lo edito. Increíble. Y era tanta información que nos encantaba compartirla, porque las entrevistas son súper interesantes. Así que fue perfecto.
Sigue el trabajo de Moni y Pol.
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